El 4 de Agosto pasado asistí a la Conferencia que dictó Pablo Pineda, educador, escritor, conferencista, actor, ganador de la Concha de plata como actor revelación, pero sobre todo gran persona. Él tiene Sindrome de Down y es la demostración de que con la correcta estimulación apoyo, confianza y motivación se puede llegar a donde se quiera.
Es inteligente y claro en su exposición, de esa claridad profunda, con un discurso que mueve hasta lo más hondo, no sólo en con el corazón sino sobre todo a la mente, que está añeja, que aún no entiende lo que son las inteligencias múltiples y que necesita de ejemplos concretos, tipo Santo Tomás "ver para creer" para darse cuenta que las personas con Síndrome de Down son un gran aporte para nuestra sociedad.
Habló de su historia, de su familia, de cómo sus padres tuvieron que tomar la decisión entre "verlo como un niño y educarlo o tomarlo como un discapacitado y sobre-protegerlo", cómo no hicieron diferencias con sus hermanos en las metas o qué enseñarle, pero sí, con mucho amor, dedicación y fortaleza le entregaron el andamiaje suficiente para que cumpliera sus sueños y no fuera la expresión de los miedos o falta de confianza de sus padres. Lo ayudaron con su autonomía, a salir al mundo a darse a conocer, por lo que él es.
Orgulloso de tener Síndrome de Down, nos invita a sumarnos a la revolución Down a luchar por su derecho a estudiar a vivir, a desarrollarse igual que cualquier otro, aceptando su realidad, sin engaños, pero sin imponer limitaciones impuestas por convenciones sociales. Apunta a la inclusión en la familia, colegio, universidad y trabajo, no por caridad, sino porque es un derecho. Porque la inquietud de saber, la motivación es lo que lo ha llevado donde está y sin duda es lo que frena a quienes no han recibido las herramientas con las que él cuenta.
Agradecida y emocionada de haber tenido la oportunidad de escuchar a uno de los grandes de nuestra era, nos sumamos a esta Revolución Down y a muchas otras que necesitamos como sociedad, para no frenar a aquellos a quienes amamos y que por nuestra ignorancia y las ganas de que no sufran sobre-protegemos y limitamos desde la cuna.